El problema con las Comedias Románticas

Si hay algo que consumimos rápido y sin muchos cuestionamientos en esta época, son las comedias románticas.

Algunas de las más emblemáticas y que más remakes han tenido son  La Bella y la Bestia o Romeo y Julieta, películas con las que hemos crecido y que consideramos son lo más romántico del mundo, pero, en la primera, a la mujer se la mantiene cautiva y se la corteja con objetos hasta que finalmente logra enamorarse de su captor y en la segunda, Romeo corteja obsesivamente a Julieta, mujer a quien no conoce y ambos mueren sin conocerse realmente.  Esas conductas persuasivas y obsesivas son lo que coloquialmente entendemos por el «jugárselas».

¿Seguimos estancados en ideas tan antiguas del amor como en la época que fueron escritas estas dos obras?

Un estudio realizado por la psicóloga social Julia R. Lippman titulado “Lo hice porque nunca dejé de amarte” en la Universidad de Michigan, donde se dedicó a estudiar tramas de comedias románticas, descubrió que muchas de ellas, se basan en el acoso. Y por tanto nos llevan a aceptar estas conductas en nuestras relaciones, porque sabemos que “monkey see, monkey do” (mono ve, mono hace), ¿o no?  La validación que hacen los medios de ciertas conductas y su poder sobre nosotros es algo que no podemos mirar en menos.

Lippman comenta: “ estuve inspirada a investigar ya que he observado que el acoso está trivializado en nuestra cultura. Bromeamos acerca de “acosar por facebook” a nuestros enamorados por ejemplo. Esto me llevó a preguntarme si esta tendencia cultural a trivializar el acoso ha moldeado nuestras creencias sobre el acoso per se”

Descubrió que las mujeres que ven comedias románticas son más propensas a tolerar y aceptar el acoso en sus vidas, desmereciendo también sus instintos al momento de enfrentar el peligro.

“En el fondo estas comedias, nos están empujando el mito de que ‘el amor lo conquista todo’, a sabiendas de que no es así”, dice Lippman, aludiendo a que la industria difícilmente cambiará, por tanto está en nosotros el ver dicha programación con un ojo crítico.

Damos por hecho que muchas de las conductas expuestas en comedias románticas no son vistas como situaciones de maltrato entre parejas; el tan aceptado “Los celos son una expresión del amor” o “Para tener una buena relación debes encontrar a tu media naranja y por fin estarás completo” y pensándolo dos segundos nos damos cuenta que en efecto sí son maltrato.  La posesión no es amor, tampoco el que nos digan que no somos suficientes por nosotros mismos y necesitamos a un otro para que nos defina.

Ser perseguid@s no es romántico, que se nos acose no es una muestra de cariño, amor o pasión, es una muestra de la gran inseguridad e infantilismo al que estamos acostumbrados por parte de la tv y sociedad.

Está demás decir que esto no es lo único malo con las comedias románticas: en la creencia de que el amor lo conquista todo, nos muestran cómo las personas aceptan malos hábitos, vicios y graves problemas ¿y qué hacen? les piden que cambien por ellos, pero ese cambio —como psicólogos tenemos la certeza— será momentáneo, porque los cambios duraderos deben ser hechos por nuestra propia y honesta intención; no por motivos externos, no por otros y debe hacerse con un trabajo personal profundo, no un simple ‘cambiaré para ti’.

Creemos que el friendzone se creó por la ilusión de las comedias románticas, donde nos muestran un@ protagonista «cool» a quien nunca rechazan. No nos muestran el rechazo como algo natural y completamente posible. El/La chic@ siempre consigue a la/el chic@: falso.

Hacerse los difíciles y actuar desinteresadamente también es un recurso muy utilizado, que está mal es muchos niveles, pues la comunicación clara es la base para una buena relación y el actuar como si no te interesara es simplemente ridículo.

El tan viciado “Él/ella es la elegida”, y puede que algunos tengan razón, pero, ¡sorpresa! otros no, por lo tanto jamás podrá ser una regla o una frase realista acerca de las relaciones.  De hecho, a la gran mayoría nos están poniendo expectativas que muy probablemente nunca podremos cumplir, porque el concepto de ideal cambia día tras día y contexto tras contexto.

El tan mágico «makeover» o cambio de imagen de las comedias románticas, nos dice ‘tal como estás, no sirves’.

El más utilizado en los finales felices, es cuando uno de ellos corre, porque claro, las películas nos dicen que siempre nos saldrán persiguiendo. Es un sin sentido que se basa en el que se la deben jugar por ti y que el amor lo conquista todo, porque se debe sobreponer nuestras estupideces, pero no.

El amor que nos muestran en las comedias románticas por lo bajo es falso, si viviéramos en una de ellas, lo que pasaría luego del “y vivieron felices para siempre”, sería una relación insostenible que terminaría en divorcio, depresiones, hijos que crean sus propias relaciones tóxicas por el mal ejemplo recibido, violencia física, violencia psicológica. Y es sin exagerar.

Las relaciones que debemos buscar serían casi lo opuesto a muchas comedias románticas, donde el amor sea un apoyo para sobreponernos a todo, donde se crea un espacio para crecer y superarnos, donde seamos valorados por quienes somos —y nuestro potencial— sin conformarnos en los celos, acoso o malos hábitos y donde la comunicación clara acerca de nuestras necesidades, gustos y visiones siempre sea expresada sin esperar que el otro lo adivine simplemente por el tiempo que han pasado juntos.


Estudio «I Did It Because I Never Stopped Loving You»: The Effects of Media Portrayals of Persistent Pursuit on Beliefs About Stalking, por Julia R. Lippman.

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