Tal como en «La gente anda diciendo» escuchamos una conversación en un café y voilà. — “Apenas llega marzo uno se acuerda que tiene todos estos problemas; en los meses de verano y vacaciones, uno como que se olvida de todo.”
—”¿Para eso son, no?.”

Nos miramos, lo pensamos un segundo y: “No…”  

El considerar que volviendo de las vacaciones tenemos que nuevamente ponernos los grilletes y aceptar esa vida que a todas luces suena mal evidencia que el problema no está sólo en que se nos viene marzo, sino que hay un problema en nuestro funcionamiento todo el año. Estamos de acuerdo en que las vacaciones son un descanso de la vida cotidiana y esa rutina diaria, pero no debería ser un escape a nuestros problemas, deberíamos tener la costumbre de manejar nuestra vida de manera que los problemas sean sorteados a medida que aparezcan, no dejarlos estar por años, hasta que sintamos la necesidad de “escapar” de nuestra propia vida o de nosotros mismos en las vacaciones.

Se considera natural sentir cierta reticencia al comenzar un nuevo año laboral y escolar, y se pueden incluso llegar a tener manifestaciones físicas y emocionales. Hoy está muy de moda hablar de Trastorno Post-vacacional; pero esto debería pasar en un lapsus de dos semanas, tiempo natural para recuperarse de un cambio.

Si al cabo del período natural de adaptación los malestares no pasan, nos podemos estar viendo enfrentados a problemas personales profundos que simplemente afloran en este periodo de cambio y nos recuerdan que algo puede andar mal. Si ese es tu caso y quieres un cambio, considera preguntarte: ¿te estás conformando?; con eso podemos referirnos a muchas cosas en tu vida que dejaste pasar, que pensaste que con el tiempo cambiarían o que consideraste no necesitaban de tu atención, pero siguen ahí, latentes y esperando porque las cambies.

No nos conformemos como la mayoría de la gente, que por lo general ve como algo normal sentirse desanimado con la vida cotidiana, el trabajo o las responsabilidades sociales, y lo compensan a veces mintiendo y mostrando una vida ideal, comprando cosas que sean parte de esa vida anhelada o desquitan esa frustración con sus seres queridos. Hay muchas maneras en que podemos ver a los que se conforman tratando de adaptarse, pero la idea no sería adaptarse, sino, comenzar por indagar por qué están insertos en esa vida y cambiarla poco a poco hasta que se sientan tranquilos y plenos con su realidad.

No nos conformemos por temor al cambio, adaptémonos con gracia y pidamos ayuda cuando sea necesaria.   

Cuando comenzamos el tercer trimestre y notamos que ya no damos más es muy tarde para hacer cambios relevantes —lo mismo que pasa cuando dos semanas antes de ir a la playa recuerdas que no preparaste tu cuerpo e intentas de todo para bajar unos kilos—.   Lo importante, tanto para tu vida emocional-intelectual como para tu aspecto físico, es tomar las medidas ahora, en marzo.     El mes que para muchos significa tormento, para otros pocos ya está comenzando a cambiar su significado hacia un “el mes que permite reconsiderar las metas de año nuevo y comenzar los procesos de cambio, el mes que hará posible terminar el año con la felicidad de haber ocupado bien el tiempo”.