Hay tres palabras en el lenguaje que representan el marco básico del concepto psicológico de sí mismo —y cómo las usas en el día a día puede determinar el curso de tu vida.

“Yo” simplemente te representa como agente (quien hace y siente).

“Soy” representa tus creencias sobre quién eres en el presente.

“Puedo” representa tus creencias sobre lo que eres capaz de hacer en el futuro.

Cuando te pones a tí misma/o como el agente (“Yo”) junto con una creencia (“Soy” o “puedo”) formas las afirmaciones “Yo soy” o “Yo puedo”, y lo que siga a esa afirmación crea un grupo de asociaciones que forman las bases de tu identidad actual y de quién eres en el proceso de realizarte. Simplemente, aquellas afirmaciones te llevan a formar una imagen mental de cómo te ves a ti misma/o.

Algunos ejemplos:

Yo soy-estoy: No soy lo suficientemente bueno, no soy buena en el ejercicio, soy raro, soy antisocial, soy floja, estoy loco, estoy siempre empeorando, soy inteligente, soy una buena persona, soy capaz de cuidarme a mí misma.

Yo puedo: No puedo perder peso, no puedo ahorrar dinero, nunca puedo concentrarme, puedo hacer cosas, puedo mejorar mis relaciones, puedo encontrar un mejor trabajo, puedo hacer nuevos amigos, puedo hacer elecciones más sanas.

Los neurocientíficos han demostrado que la razón por la que estas afirmaciones son tan poderosas es porque las asociaciones sobre nosotros mismos influencian directamente nuestra conducta. Al etiquetarte como “estúpido” puedes, efectivamente, disminuir tu desempeño en una tarea. Esto ocurre porque nuestros cerebros generan sesgos de confirmación (esto significa que si crees que algo es verdad, es más probable que actúes de un modo que hará que todo resulte de tal manera que confirme tu creencia). Si te dices a ti misma/o que eres estúpida/o, es probable que no te esfuerces tanto porque no crees que el esfuerzo hará una diferencia. Cuando no tienes éxito, te dices a ti misma/o: “ves, soy estúpida/o”. Has confirmado tu creencia no porque es real, si no porque actuaste como si fuera verdad, y fueron tus acciones lo que causaron lo que ves como “evidencia” de tu creencia.

Tu concepto de ti misma/o influye tu proceso de tomar decisiones durante todo el día, incluso cuando no estás consciente de que está pasando. Tomas decisiones sobre eventos del día a día como qué comer al almuerzo, si saludar a un extraño, si ir o no al gimnasio basado en gran medida en cómo te ves a ti misma/o. Este concepto de ti misma/o tiene un efecto incluso más grande cuando tomas decisiones que alteran el curso de tu vida, como cuando decides a qué universidad postular, qué preguntar en una cita, si postular a una nueva oportunidad de trabajo, o si pedir un aumento o no.

Como estas decisiones y acciones están directamente influidas por como te ves a ti misma/o, la manera en que uses estas tres simpes palabras (“Yo”, “Soy” y “Puedo”) determina la mayoría de tus experiencias de vida. La buena noticia es que tienes la habilidad de cambiar estas afirmaciones para que se correspondan con las experiencias que te gustaría crear. A continuación hay tres pasos que ayudarán a mejorar tu concepto de ti misma/o.

1. Sé consciente

Cambiar tu concepto de ti misma/o empieza con notar tu diálogo interno. Tus afirmaciones “Yo soy” y “Yo puedo” son muy importantes, pero están tan integradas en el día a día que es posible que ni siquiera seas consciente de qué tan seguido las usas de manera tóxica. Simplemente hacer el esfuerzo de escribirlas durante una semana puede incrementar tu nivel de consciencia. Sé particularmente consciente de tus conversaciones diarias con otras personas; tendemos a describirnos durante estas conversaciones usando afirmaciones que empiezan con “Yo”.

2. Ten compasión

Se ha demostrado que la auto-compasión es una parte importante de cambiar tu diálogo interno y el modo en qué te ves a ti misma/o. Es común ver personas que usan afirmaciones negativas sobre si mismas como un modo de motivarse y ser mejores en algo; sin embargo, la auto-crítica nunca es tan efectiva como la auto-compasión. Si notas que tus afirmaciones que incluyen un “Yo” son usualmente seguidas por comentarios negativos y auto-críticos, intenta replantearlos como si estuvieras habándole a un niño pequeño, o a tu mejor amigo.

3. Actúa con intención

Elige hacer afirmaciones (“Yo soy”, “Yo puedo”) que te resulten benéficas, incluso si no se sienten reales en un comienzo. Las creencias, en su mayoría, son simplemente pensamientos que llegamos a ver como reales porque los hemos pensado una y otra vez, para luego recolectar evidencia que las confirme (usando el sesgo de confirmación comentado más arriba). Todos tenemos la habilidad de crearnos nuevas creencias al elegir, conscientemente, más afirmaciones positivas sobre nosotros mismos y luego buscar evidencia de su verdad dentro de nuestra vida. Sigue tu nueva afirmación con una acción que sea consistente. En lugar de decirte a ti misma/o “soy mala en las relaciones”, crea una nueva afirmación que se corresponda mejor con algo que deseas, como “estoy mejorando en mis relaciones”. Luego elige una acción que sea consistente con esta nueva afirmación, como comprar un libro sobre cómo mejorar relaciones o buscando la ayuda de un coach de relaciones.

(Esta es una traducción de un artículo escrito por Jennice Vilhauer y publicado en Psychology Today. Para ver el artículo original, haz click aquí)

Los procesos y estrategias que se describen en este artículo ofrecen una mirada que puede tener una influencia tremendamente positiva en la vida de todos/as. Sin embargo, ocurre a veces que, por distintas razones, tenemos dificultades para seguir estos pasos y estrategias por nuestra propia cuenta. La ayuda de un coach/terapeuta en ese caso es un gran aporte. Si quieres contacterte con nosotros y aprender más de nuestros servicios de coaching, no dudes en escribirnos en nuestra página de Facebook (click aquí) o agenda ya tu entrevista inicial (click aquí).