Ya no es un secreto.  A estas alturas ya hay muchísimas personas que han tomado la decisión de comenzar una dieta saludable como una manera para controlar su peso, en muchos casos incluso va acompañado la entrada al mundo del ejercicio al aire libre o en el gimnasio.    Una porción de esas personas tiene por naturaleza la disciplina necesaria para hacer los cambios que necesita y mantenerlos rigurosamente.

Pero la gran mayoría de las personas ha intentado varias veces sin poder cumplir con su objetivo, a veces logran hacer el cambio en los hábitos de alimentación, otras veces pueden hacerlo pero no logran mantenerlo el tiempo necesario para cumplir sus objetivos.

Este artículo está dedicado a esas personas, que han intentado una y otra vez cambiar la forma en la que comen y lo que comen, pero que sin importar la motivación inicial siempre terminan fracasando en el proceso y sintiendo que hay algo que nos los deja alcanzar la vida que desean.      En estos casos el apoyo y el trabajo con un psicólogo no sólo es necesario, es crucial y es la pieza faltante que hace la diferencia a la hora de cumplir nuestros planes.

Para retratarlo de una manera más clara y específica, aquí te dejamos las formas en las que el psicólogo puede ayudarte con la dieta y el control de peso:

1. Aprendes a tener mejor control de tus avances. Eficacia.

El psicólogo es el experto a la hora de crear, modificar y anular conductas.   Te ayuda a crear objetivos reales, específicos y razonables, sabe perfectamente qué tipo de objetivos no sirven para cumplir las metas y cuáles sí.   Luego de ayudarte con ese paso, establecen juntos un plan gradual que considera tu propia capacidad actual para cambiar, tus puntos débiles a la hora de caer en la tentación o las situaciones donde es más probable que falle tu disciplina.  Designa un sistema de premios que hará que tu cerebro se encargue de cambiar gradualmente los hábitos alimenticios sin que te des cuenta.
Te enseña a ocupar diversas formas de control de hábitos y ejecución como son las cartas de visualización de actividad, o el registro análogo, incluso ocupando la nueva tecnología presente en nuestros smartphones que nos permite registrar la actividad diaria.

2. Descubres las barreras que te frenan y lo cambias por herramientas que te potencian.

El tema central aquí es el llamado «auto-boicot» que se trata de tu propia capacidad para destruir tus planes sin darte cuenta.   Se trata de acciones y procesos inconscientes que tienen como finalidad evitar que tengas éxito en lo que te propones.
¿por qué mi mente querría evitar algo que de verdad busco?  Por las consecuencias.
No todo el mundo considera de manera objetiva las consecuencias de sus cambios y a menudo nos preocupamos sólo del lado positivo como por ejemplo, si adopto una buena dieta con el tiempo seré una persona físicamente muy atractiva.  Lo que es genial, pero puede que de manera inconsciente eso genere el miedo a ser catalogada como una persona superficial que se preocupa sólo de su aspecto físico, o incluso puede que temamos generar una brecha entre nosotros y nuestra pareja que no quiso controlar su peso.
Otra barrera común es una baja autoeficacia, que simplemente quiere decir que muy en tu interior no te consideras una persona capaz de lograr sus propios objetivos.  Una creencia que adoptamos a lo largo de nuestra vida y que lamentablemente permite que cada fallo en nuestra vida se tome como una confirmación de la creencia, logrando con el tiempo que tengamos una autoestima realmente baja y creamos que no vale la pena intentar ningún plan puesto que es una pérdida de tiempo, energía y dinero.
Tener una cita semanalmente con el psicólogo te permite ir profundizando en estos miedos instalados en ti y hacer el trabajo necesario para ir dominándolos y posteriormente cambiando su significado en la medida que vas siendo consciente de ello, de cómo filtran tu realidad y comienzas a poner tu foco en los éxitos y en las mejoras, convirtiéndote en alguien eficiente.

3. Dejas de comer por ansiedad; comienzas a comer para cumplir tus objetivos.

Una gran porcentaje de las personas con dificultades para cambiar sus hábitos de alimentación no pueden cumplir con sus objetivos porque han entrenado a su cerebro para que asocie el hábito de comer, con el alivio frente al estrés o la ansiedad.    Frente a la ansiedad, poner nuestro foco de atención en otra cosa resulta ser una técnica muy eficaz, pero puede traer efectos secundarios cuando se trata de la comida.   Primero porque perdemos el control de lo que comemos, cada cuánto comemos y cuánto comemos.  Segundo porque en el momento que esta conducta nos alivia la ansiedad, nuestro cerebro considera esto como una recompensa, que te hace más propenso a repetirlo una y otra y otra vez hasta que de pronto nos damos cuenta que ya hemos perdido el control.
Descubrir y delimitar los pensamientos que nos dan ansiedad es parte del trabajo con el psicólogo, así como aprender lo necesario para volver a entrenar a tu cerebro, esta vez, para una acción más saludable y de esta forma ir construyendo varias herramientas que te permitan lidiar con la ansiedad en el momento que se presente y no verte en la obligación de ir a mirar el refrigerador o pedir sushi por teléfono.

4. Mejoras la autoestima y aprendes los cuidados básicos para no caer en la distorsión de tu imagen.

Porque una autoestima que considera sólo nuestra estética es una «autoestima dependiente», que necesita el refuerzo social para sentirse mejor y por lo tanto, cada vez que no lo tenga, estará por los pisos.  Además, una autoestima basada en cómo nos vemos siempre competirá con un ideal social impuesto por la publicidad y la televisión que como sabemos, es un ideal perfecto que no existe, por lo tanto, una persona con la autoestima dependiente siempre se concentrará en los defectos que debe mejorar para ser como el ideal, lo que obviamente un camino a la obsesión y a perder la esencia de quienes somos.
Naturalmente cambiar nuestros hábitos de alimentación y cumplir nuestros objetivos nos generará un gran cambio de imagen y ese proceso si no es bien llevado puede traernos un problema mayor, la dismorfia corporal, que se trata de una distorsión a la hora de ver nuestra imagen.  Puede ser que sigamos viéndonos con sobrepeso cuando ya estamos en el peso ideal, o bien que que nos veamos muy débiles en el espejo a pesar de estar yendo toda la semana al gimnasio y comiendo de la mejor manera.   Esta distorsión puede romper todos los buenos hábitos que hemos logrado instaurar y puede hacernos caer en una espiral obsesiva de la que no sacaremos nada bueno.  He ahí la gran importancia del psicólogo acompañándonos durante el proceso de transformación, para ir manteniéndonos con nuestros ojos en el cielo, pero con nuestros pies en la tierra.

Como psicólogos, fanáticos del ejercicio físico y de la alimentación sana hemos podido reconocer el gran beneficio que se obtiene cuando áreas como la nutrición obtienen el apoyo de la psicología para solucionar problemáticas silenciosas como esta.

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