Se trata de la falacia del costo hundido o del costo irreversible y el miedo al tiempo perdido. Se ve en el poker cuando sigues invirtiendo en una mala mano solo porque ya habías invertido mucho dinero anteriormente. En los negocios, cuando has invertido mucho tiempo y dinero en un proyecto y estás empecinado en terminarlo. Y es la razón del por qué sigues en el cine a pesar de no estar disfrutando la película. Esa voz -que te dice que termines el libro cuando ya llevas la mitad a pesar de que no te guste tanto- es la misma voz que nos mantiene en relaciones que no nos convienen.
Un estudio realizado en la Universidad de Minho en Braga, Portugal y publicado en el diario ‘Current Psychology’, reveló que quienes habían invertido mucho tiempo y esfuerzo en hacer que sus parejas fueran felices y en mantener viva la relación -y los que habían invertido dinero o tenían una casa en común- estaban más dispuestos a mantenerse en pareja.
En la primera prueba, a los participantes se les planteaba cuatro versiones diferentes de una misma relación. Cada una de las versiones tenía una variable como el dinero, el tiempo o el esfuerzo alterada.
“El 35% de las personas que habían invertido esfuerzo y dinero durante 10 años en su matrimonio preferían quedarse con su pareja”
En la segunda prueba, dividieron el grupo en cuatro, y en el experimento todos ellos debían imaginarse en una relación infeliz por algún motivo y debían decidir si se quedarían en la relación o no, sólo cambiaban algunas variables.
Resultó que el 35% de las personas que habían invertido esfuerzo y dinero durante 10 años en su matrimonio preferían quedarse con su pareja. Mientras que en el grupo de las personas que simulaban llevar solo un año de relación, solo un 25% se quedaría con su pareja.
Por lo tanto, el estudio indica que las “Inversiones en términos de tiempo, esfuerzo y dinero hacen a los individuos propensos a quedarse e invertir en una relación en la que no son felices”.
Bajo dichas circunstancias, permanecer en estas relaciones es un error. Deben ser otros factores los que nos deben indicar si debemos dar otra oportunidad a una relación, no el tiempo y esfuerzo invertido en ella.