Sabemos que nuestro cerebro está cableado con el fin de mantener nuestro bienestar vital. Muchas veces podemos confundir ese bienestar inclinándonos a tomar decisiones u acciones que parecen beneficiosas en primer lugar, pero que en realidad nos hacen daño.

Considera el siguiente ejemplo: Un jugador experimentado se apresta a lanzar el tiro penal que definirá una final, enfocándose en todo momento en marcar. Corre al balón y el tiro sale increíblemente desviado, muy lejos del arco.  Pierden la final.    La historia en el inconsciente del jugador era algo muy distinto: sabía que si hacía el gol le contratarían en un nuevo equipo, ese equipo que estaba en otro continente, que aunque sería un gran logro profesional y económico, significaba dejar de lado todo lo conocido, alejarse de su familia, pareja y amigos.  Sabía que en una mejor categoría ya no sería la estrella, sino uno más.  Sabía inconscientemente que hacer el gol, aunque por fuera significaba éxito, la verdad era que implicaba un montón de cambios y rupturas que no deseaba.   El resultado los sorprendió a todos, excepto a lo más profundo de su ser, que al fallar sintió una culpable gratificación.

Otro ejemplo, el perder el interés por el instrumento musical que tanto querías aprender justo cuando empezaste a sentir frustración; ¿qué ganamos? no lidiar con nuestra frustración, no aprender a superarla.

Pero, entendamos de dónde viene y de qué se trata

Son actos inconscientes que suceden previos a situaciones relacionadas a cambios en nuestra vida. Estas conductas obstaculizan la obtención de metas, logros o sucesos relevantes, mediante la auto-manipulación inconsciente de las variables que influyen en nuestros procesos para que de esa forma el proceso falle «misteriosamente».

¿Su objetivo?

Mantenernos en nuestra zona de confort, ese lugar mental donde nos sentimos seguros. Abarca todo aquello que conocemos, esos ambientes de los que nos sentimos parte y en donde una parte nuestra, más infantil, está totalmente a gusto.  Incluso a pesar de que otra parte de nosotros parece odiar la situación.

Es también un mecanismo de defensa inconsciente que nos previene de posibles sufrimientos futuros, situaciones estresantes o incertidumbre que en el momento tememos, pero que en la mayoría de los casos nunca se convierten en realidad.

¿Sus causas?

Si bien el autosabotaje es personal y sus causan tendrán que ver con tus propios conflictos, podemos identificar algunas causas generales.  Es muy importante el identificar las causas, porque así podremos evitarlo:

– Tener problemas para priorizar objetivos vitales.

– Falta de autocontrol.

– No saber lo que se quiere para uno mismo y la vida.

– Falta de seguridad en sí mismo.

– No creerse merecedor del éxito.

– Objetivos y expectativas impuestas por terceros.

– Temor al fracaso.

– Temor al cambio y salir de la zona de confort.

– Temor a no estar a la altura de las expectativas de los otros.

El autosabotaje se manifiesta de forma inesperada, adquiriendo control sobre nosotros. Es una manifestación de todos aquellos aspectos que no conseguimos aceptar acerca de nosotros; todas aquellas creencias erradas basadas en miedos y que, a lo largo del tiempo, al no ser confrontadas, ganan peso sobre nuestra vida.

Por lo tanto, estos pensamientos y comportamientos tóxicos, son un síntoma de algo profundo que debemos examinar y resolver.

¿Sus características?

El autosabotaje es particular a ciertas situaciones y no a otras. Es decir, una persona se autosabotea insconscientemente a la hora de enfrentar a determinados aspectos de la vida.      Estas conductas auto-saboteadoras aparecen sobre todo en situaciones que implican gran responsabilidad o cuando se deben tomar decisiones importantes que implicarán cambios de vida.

¿Cómo lo trabajamos?

La principal forma de trabajarlo es primero recabando la información, qué patrones de conducta hay.  Cuál es la variable que nos lleva al fracaso o a estancarnos.  Por último y el paso más importante: ser honesto a la hora de encontrar qué beneficio escondido, muy escondido, puede traernos el fallo permanente.      Naturalmente implica un proceso bastante profundo y que, ya que nuestro cerebro se engaña a sí mismo, es indispensable la ayuda de un psicólogo que pueda ir guiándonos en el proceso de conocer nuestros miedos ocultos y al mismo tiempo, mostrarnos nuestras tendencias al autoengaño.

Si crees que puedes estar siendo víctima del autosabotaje en tu vida y deseas iniciar un proceso terapéutico para cumplir realmente tus objetivos, para salir del estancamiento y tener una vida más plena, no dudes en tomar una hora con uno de nosotros AQUÍ.

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