¿Tienes la costumbre de limpiar tus redes sociales de gente con la que ya no te sientes conectado? Si tu respuesta fue ‘no’, ¿será porque te sientes culpable con la idea de ‘eliminar’ gente de tu vida?
Pero, ¿de dónde viene esta culpa? Pues la culpa aparece cuando sentimos que estamos violando algún tipo de estándar y creemos que podemos evitar hacerlo. Entonces, cuando en las redes sociales tenemos “amigos” y tenemos la intención de eliminarlos, sentimos que estamos violando una regla implícita de esta amistad, incluso si no hemos hablado con esa persona en años.
Es importante comprender que es natural sentir culpa en dicha situación, puesto que nuestro mundo virtual u online es una extensión de nuestro mundo físico y, por lo tanto, traspasamos nuestros estándares de un mundo a otro. Y, en ambos casos, muchas personas tienden a tener problemas al momento de poner límites sanos en las relaciones que forman.
Si seguimos a 1000 personas y queremos eliminar 300 de ellas dejando a una selección de amigos, familia, colegas, etc -que nos dará una mejor experiencia online- tendremos que evaluar todas esas relaciones, lo que obviamente nos hará recordar todo el bagaje emocional presente en ellas.
Además, usualmente tememos que al dejar de seguir a alguien, esto afecte la percepción que esa persona tiene de nosotros. Y, por supuesto, esa imagen que se tiene de nosotros online puede traspasarse a nuestra imagen en el mundo físico.
Para superar esta creencia irracional y librarnos del estrés que nos supone eliminar personas, debemos evaluar las relaciones con dichas personas en términos del valor y el efecto que tienen esas personas en nuestra vida. Por ejemplo, evaluar si el contenido que comparten aporta de manera positiva a tu vida y a tu día a día.
Debemos tener en cuenta que es justo considerar cortar relaciones que se han ido desvaneciendo en el tiempo y aquellas que son tóxicas para nosotros. Y, después de todo, realmente, ¡a nadie le importa lo que hacemos online! Para comprobarlo, debemos considerar el efecto spotlight. Básicamente, el efecto spotlight es la tendencia a creer que somos el centro del universo, aunque sepamos racionalmente que no es así. Solemos creer que estamos bajo los focos y que todos nos están mirando. Sin embargo, esta actitud no es más que una simple tendencia paranoica, muestra de nuestro egocentrismo, porque en realidad los demás están mucho menos pendientes de nosotros de lo que suponemos.
Así lo demostró un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Cornell, quienes les pidieron a un grupo de personas que usasen una camiseta con una imagen que les avergonzaba. Después, tenían que estimar cuánta gente se había fijado en su camiseta. Como podrás suponer, los participantes creían que muchas personas se habían fijado en ellos, aunque realmente no era así y en la mayoría de los casos habían pasado completamente desapercibidos.
Finalmente, no hay nada de malo con querer mejorar nuestra experiencia online, y aunque suponga un esfuerzo emocional de nuestra parte, sólo será un paso más hacia un futuro mejor. No vale la pena posponer la incomodidad en función de nuestra complacencia. Es como una inyección: sabes que dolerá un momento, pero esa incomodidad está justificada por un resultado final positivo.
Si tienes dificultades para poner límites en tus relaciones, ya sea online u offline, y ves que está teniendo un impacto negativo en tu bienestar, no dudes en escribirnos y/o agendar una hora con nuestros terapeutas haciendo click aquí.