Continuamos con la segunda parte de tres, donde repasamos algunos de los nutrientes más importantes a tener en cuenta para cuidar nuestra salud mental.
Advertencia: Los alimentos no son sustituto de fármacos, muchas afirmaciones en internet por lo bajo son irrisorias y por lo alto muy peligrosas. El hecho es que los antidepresivos sí son un tratamiento efectivo para la depresión, mientras que los batidos de cúrcuma, limón o jengibre no lo son. Los últimos estudios nos dicen que la alimentación es un apoyo real y una prevención, no una cura. La Psiquiatría nutricional es un campo nuevo a explorar que por lo pronto debe avanzar mucho para poder apoyarnos en él.
Vitamina B6
La Vitamina B6 es una de las vitaminas más importantes para nuestra salud mental por su rol en la producción de los neurotransmisores dopamina, serotonina y GABA.
Bajos niveles de Vitamina B6 pueden incluir ansiedad, depresión, irritabilidad, fatiga y agravar síntomas del síndrome pre menstrual.
Además, esta vitamina ayuda al cuerpo a absorber la vitamina B12, deficiencia que como vimos anteriormente, también está vinculada a la depresión. Además está asociado con depresión, ansiedad y ataques de pánico. Un estudio de 2004 publicado en Psicoterapia y Psicosomática sugiere que un bajo nivel de vitamina B6 se asocia con síntomas de depresión y por lo tanto es muy importante tener a buen nivel esta vitamina.
Alimentos altos en vitamina B6: semillas de maravilla, plátanos, nueces, carnes, pescados y huevos.
Hierro
Este nutriente es un componente importante en el desarrollo y funcionamiento cognitivo, sensoriomotor, y el desarrollo socio-emocional. Su deficiencia puede provocar cuadros depresivos y conducir a un número insuficiente de células rojas en la sangre, que puede causar síntomas de depresión, tales como fatiga, confusión mental, pérdida de apetito e irritabilidad.
Según un estudio de 2013 publicado en BMC Psychiatry, la anemia por deficiencia de hierro se asocia con un mayor riesgo de trastorno depresivo unipolar, así como el trastorno bipolar, trastorno de ansiedad, déficit de atención / hiperactividad (TDAH), retraso en el desarrollo y retraso mental en niños y adolescentes.
Alimentos altos en hierro: Vacuno, hígado, granos integrales, nueces, semillas de maravilla, hojas verdesoscuras, tofu y chocolate amargo.
Magnesio
El magnesio ayuda a activar las enzimas necesarias para la producción de serotonina y dopamina, importantes neurotransmisores que regulan las emociones, el apetito y el estado de ánimo. También dichas enzimas regulan la producción de noradrenalina (norepinefrina) que actúa como hormona y neurotransmisor: como hormona del estrés, la noradrenalina afecta a partes del cerebro donde se controlan la atención y las acciones de respuesta. Y como neurotransmisor, se relaciona tradicionalmente con la motivación, el estado de alerta y vigilia, el nivel de conciencia, la regulación del sueño, apetito, conducta sexual y agresiva.
La deficiencia de Magnesio puede causar depresión, perturbaciones de la conducta, dolores de cabeza, calambres musculares, convulsiones, ataxia, psicosis e irritabilidad; todo aquello reversible al llevar el magnesio a niveles normales.
A este mineral se le conoce como “el mineral con el mayor poder de relajación” y se indica para combatir el estrés.
En estudio publicado en el Medical Hypotheses en el 2006, informa que la deficiencia de magnesio es la causa, en su mayoría, de la depresión y los problemas relacionados con la salud mental, incluyendo la pérdida de coeficiente intelectual.
Alimentos altos en magnesio: porotos, nueces, productos en base a soya, arroz integral, pan integral y vegetales de hojas verdes.
Educarnos sobre nuestra alimentación es el primer paso para prevenir y mejorar nuestra salud. Alimentar a nuestro cerebro con los nutrientes apropiados es esencial. Por ello, antes de tomar suplementos indiscriminadamente, infórmate sobre cuáles son los que puedes consumir de manera segura para ti y para los demás, asegúrate de examinarte, puede que tu calidad de vida física y mental se vea altamente beneficiada con el uso de suplementos y una alimentación adecuada.
La relación entre nuestra salud mental y nuestra alimentación es evidente, y cada vez se suma más evidencia sobre la compleja relación entre estos dos aspectos de nuestra vida. Por tanto, la clave para mejorar nuestro bienestar es integrar y aplicar ambas aproximaciones (psicoterapéutica y nutricional), siempre considerando nuestro contexto específico. Si buscas un proceso psicoterapéutico que considere la importancia de la nutrición, agenda tu hora Aquí.