Perder a una mascota es una experiencia emocionalmente devastadora. Pero, como sociedad, no reconocemos lo doloroso que la pérdida de una mascota puede llegar a afectar nuestra salud física y mental. Estudios dicen que esta pérdida es equiparable a la que se vive tras una pérdida humana, y los síntomas que este duelo produce pueden durar uno o dos meses o incluso pueden persistir hasta un año en promedio.

En diversos estudios se comprobó que la muerte de nuestras mascotas nos puede producir dificultades emocionales y en algunas personas desencadenar patologías psicológicas como trastornos de ansiedad.

Aunque la pena por la pérdida de una mascota querida puede ser tan intensa e incluso tan larga como cuando muere una persona importante en nuestra vida, el proceso de duelo es bastante diferente. Muchos de los mecanismos sociales de apoyo están ausentes cuando una mascota muere. No hay días libres del trabajo y, por lo general, no hay apoyo familiar o de amistades, puesto que no está instaurado en nuestra sociedad que la pérdida de una mascota puede ser tan dura como cualquier otra. Por lo mismo, muchos no quieren hacer visible su luto por no parecer demasiado sentimentales o emocionalmente débiles. Esto es especialmente problemático cuando consideramos que gran parte de la evidencia con la que contamos sobre duelo nos muestra que el apoyo social es clave para recuperarnos de cualquier luto. Por lo tanto, a la falta de apoyo social se suma la angustia que produce el no poder buscarlo. Podemos sentirnos avergonzados de nuestros sentimientos, haciéndonos dudar de revelar nuestra pena a nuestros cercanos. Esa vergüenza adicional complica el proceso de recuperación, haciéndolo más largo y complejo de lo que podría ser.

La pérdida de una mascota puede dejar vacíos significativos en nuestra vida que debemos llenar: puede cambiar nuestras rutinas diarias, causando efectos importantes y  que van más allá de la pérdida en sí.

Cuidar a nuestra mascota crea responsabilidades y un calendario en torno al cual a menudo llenamos nuestros días. Perder una mascota interrumpe estas rutinas. Los gatos, perros, caballos y otras mascotas queridas brindan compañía, reducen la soledad y la depresión y pueden aliviar la ansiedad. Apoyan nuestro bienestar emocional y, muchas veces, pueden dar significado nuestras acciones. Por esto, además del dolor emocional,  podemos sentirnos sin rumbo y perdidos en los días y semanas posteriores a la muerte de nuestra mascota.

Para recuperarse de la pérdida de mascotas, como de todas las pérdidas, es necesario que reconozcamos estos cambios y encontremos formas de lidiar con ellos. Necesitamos buscar apoyo social de personas que sabemos comprenderán y simpatizarán con nuestras emociones y no nos juzgarán por ellas. Es posible que tengamos que reorganizar nuestras rutinas y actividades diarias para no perder los beneficios secundarios derivados de tener nuestra mascota. Por ejemplo, mantener el ejercicio físico que hacíamos al pasearla o jugar con ella.

Una medida importante para superar nuestra pena, es intentar reducir paulatinamente los pensamientos amargos y quedarse con los felices, recordar lo muchos buenos momentos que hemos tenido con nuestro compañero, para así crear resiliencia frente a la situación.

Otra parte importante del proceso es la despedida; los rituales funerarios están usualmente ausentes en la pérdida de una mascota. Esto puede llevar a problemas de resolución de duelo, ya que se impide realizar un acto en honor de nuestra mascota y poder despedirse públicamente, una práctica extendida en todas las culturas cuando se experimenta una pérdida. Por ello, el poder hacer algo que resulte significativo para nosotros es clave.

También debemos considerar que una mascota es insustituible, por lo tanto no es recomendable intentar llenar el vacío con otra mascota. Sólo cuando hayamos superado en gran parte nuestro duelo es un momento apropiado para pensar en tener otra (esto es tanto por el bienestar nuestro como por el de la mascota). Hay muchos animales que necesitan de nuestro cariño, así como nosotros el de ellos.

Es hora de darles a los dueños de mascotas en duelo el reconocimiento, el apoyo y la consideración que necesitan. Sí, depende de nosotros identificar y abordar nuestras heridas emocionales cuando muere nuestra mascota, pero cuanta más validación recibamos de quienes nos rodean, más rápida y completa será nuestra recuperación psicológica.