Todos necesitamos tiempo de descanso y distensión. Todos nos enfermamos y necesitamos días de recuperación o tenemos emergencias personales o familiares; y esto no es diferente para los profesionales de la salud, como lxs psicólogxs. En caso de que estés cursando un proceso de psicoterapia y tu terapeuta vaya a tomarse vacaciones o sea golpeado por una emergencia, esto significará que tus sesiones se suspendan por el momento, y que ese espacio y contacto con tu psicólogo/a no esté disponible al menos por un tiempo.

¿Qué hacer en esos momentos?

Es necesario conversar abiertamente con tu psicólogx sobre los sentimientos que su ausencia genera, además de dejar claros los límites y las formas en que podrás sobrellevar aquel tiempo sin las sesiones correspondientes.

Si la idea de que tu psicólogx esté ausente te causa preocupación y ansiedad, se deben estipular acciones a tomar en conjunto antes de que esto ocurra. Aquí hay algunas ideas que pueden ser de utilidad:

  1. Dejar claro si es posible escribir correos, enviar mensajes de texto o llamarle. Junto con esto, es importante  determinar en qué tipo de situaciones (y de qué gravedad deben ser esas situaciones) se puede recurrir a qué medio de comunicación.
  2. Consultar si hay alguien a quien recurrir en su ausencia. A veces, lxs psicólogxs tienen contactos de confianza que pueden proporcionarte ayuda temporal en emergencias cuando no puedas ponerte en contacto con tu terapeuta de siempre. Es algo inusual, pero es bueno consultarlo en caso de que sea una opción.
  3. Si estás realmente angustiado o estás pensando en hacerte daño. Si estás teniendo pensamientos suicida o de auto daño y tu psicólogo está al tanto de esta posibilidad, lo más probable es que tengan un plan de acción. Por lo tanto, antes de que se vaya, repásalo en conjunto para tener claras todas las medidas y acciones a tomar en ese caso. Si este plan falla, no dudes en avisar a tus cercanos y activar tu red de apoyo o dirigirte a un servicio de emergencia y pedir ayuda inmediatamente.

Conversar en sesión cómo te sientes con la idea de que tu terapeuta esté ausente tiene otro beneficio importante: los lleva, a ti y a tu psicólogx, a conversar sobre su relación en terapia.  Esto es importante por dos cosas:

  1. Si esta conversación es bien llevada, fortalece el vínculo entre paciente y terapeuta, y hay mucha evidencia que sugiere que este vínculo es uno de los factores más importantes en todo proceso terapéutico.
  2. La terapia, en cierto sentido, es un terreno de práctica para ciertas habilidades emocionales y sociales. Tratar con tu terapeuta su ausencia temporal te obliga a poner en juego esas habilidades y, estando en un espacio seguro como el proceso terapéutico, no hay presión alguna por hacerlo 100% de forma acertada.

Otra herramienta útil consiste en reinterpretar la ausencia de las sesiones y pensarlo como un pequeño experimento. A medida que pasa el tiempo, las sesiones de psicoterapia se convierten en parte de nuestra vida y rutina; cuando estas se suspenden, ese equilibrio y continuidad se interrumpen, y en esa sacudida pueden aparecer cosas relevantes. Quizá empiezas a poner más atención a tus estados internos y emociones, ya que sabes que no tendrás tu hora de terapia para hacerlo. Puede que te des cuenta que ahora estás manejando mucho mejor ciertas situaciones. Incluso es posible que observes nuevos patrones de comportamiento que antes desconocías. Cuando se lleva de buena forma (utilizando las directrices mencionadas más arriba) la ausencia temporal de tu psicoterapia puede ser, de hecho, productiva.

El que tu psicólogx esté ausente, en algunos casos, puede volver a abrir heridas o despertar emociones y sentimientos que desconocías. Escucha esos sentimientos y no dudes en conversarlos en terapia; pueden llevarte a descubrir más sobre ti, cooperar con fortalecer la relación terapéutica y ayudarte en un futuro cuando tu psicólogx esté ausente o incluso cuando ya no estés en terapia.