El autocuidado es un aspecto clave del bienestar para todos. Especialmente ahora donde vivimos momentos muy difíciles por el COVID-19. Pero cuando se trata de personas dentro del espectro autista, es importante ejercer este autocuidado de forma preventiva. La idea no es verse sobrepasado y recién ahí tomar las medidas pertinentes para recuperarse. Si bien hay momentos donde las cosas se irán de tus manos (donde hay que enfocarse en el autocuidado también) debemos apuntar a cuidarnos de forma sostenida y consistente para evitar llegar a estados de crisis o meltdowns.
SEGURIDAD Y CONTINUIDAD
Para las personas dentro del espectro autista las rutinas dan un sentido de seguridad y continuidad en un mundo que puede percibirse como caótico y difícil de comprender. Pero, dada la contingencia sanitaria, toda rutina se vio interrumpida. En este caso, es crucial realizar una transición progresiva desde las rutinas anteriores a una serie de rutinas nuevas. Con esto nos referimos a que la nueva rutina nazca de la anterior (conservando algunos puntos similares a la antigua, manteniéndose familiar) pero se actualice de acuerdo al nuevo contexto (agregando y/o quitando elementos en la medida que sea necesario).
SENTIMIENTOS NATURALES
Es importante no desesperar en este escenario novedoso. Este reajuste tomará algo de tiempo y, probablemente, bastante energía. Puede inducir ansiedad e irritabilidad. Estas son emociones naturales, y debemos tener presente que, con algo de trabajo y paciencia, pasarán. Es importante conservar una disposición positiva y confiar en las capacidades de adaptación que la mente tiene incluso si estás en el lado más funcional del espectro autista. Debemos mantener en mente frases como “siempre puedo empezar una rutina nueva” o “si bien esto es difícil ahora, más adelante mejorará”.
AJUSTES
Debemos prestar constante atención al contexto y los requerimientos nuevos que tengamos; puede que ciertos aspectos de tus rutinas hayan respondido bien cuando tenías que ir a trabajar, pero quizá estando en casa surgen nuevas necesidades. Por ejemplo, puede que a una hora -en la que usualmente estabas en la oficina- pase un camión de la basura que hace mucho ruido y sea necesario dedicar ese tiempo a algo distinto, como hacer aseo u ordenar tu pieza. Sabemos que el cambio es difícil y será tentador mantener las cosas tal como siempre las has hecho. Es importante respetar nuestras rutinas previas, pero también debemos estar atentos a las necesidades nuevas que vayan surgiendo, con el fin de que nuestras rutinas respondan a nuestras necesidades pero también al contexto.
PERDER EL MIEDO
No tengas miedo con que tu nueva rutina se vea “extraña”. Dado que harás una transición progresiva, puede que tu nueva rutina mantenga elementos que, bajo los ojos de alguien que no entiende mucho, pueden verse fuera de contexto. Por ejemplo: si te acomoda, puedes utilizar la misma ropa que usarías yendo a la oficina, universidad o colegio, ir al baño en los mismos horarios o preparar tu comida de la misma forma el día anterior.
FAMILIARIDAD
Es natural extrañar ciertas rutinas específicas. Por ejemplo, puedes echar de menos la lectura que hacías de vuelta a casa en el metro o el disco que escuchabas a la hora de almuerzo. Quizá extrañas visitar el gimnasio a cierta hora o la ruta en bicicleta de ida a la universidad. En este caso, la idea es evaluar cuánto de esa rutina puede replicarse durante la cuarentena. Puedes leer el mismo libro o escuchar el mismo disco en el horario donde normalmente viajarías, o hacer ejercicio en casa cuando irías al gimnasio o andarías en bicicleta. Evidentemente, no será lo mismo, pero puede ser suficiente para mantener algo de familiaridad.
SUEÑO Y ALIMENTACIÓN
En estos contextos donde las rutinas de trabajo y/o estudio se ven alteradas, existe un riesgo de que ciertos hábitos fundamentales para el bienestar (como el sueño y la alimentación) se vean alterados. Es fácil desechar tus horarios de sueño y hábitos de comida, pero aquí es donde se debe poner un esfuerzo específico y así contribuir a la sensación de familiaridad y estabilidad: si tienes ya tus hábitos de sueño y alimentación resueltos, mantenlos. En caso de que no los tengas, puedes aprovechar esta oportunidad para regularizarlos, siempre manteniendo en cuenta que respondan a tus necesidades y deseos. Si tienes una preferencia por ciertos alimentos muy específicos -y su falta puede acarrearte complicaciones- intenta comprarlos en cantidades un poco más grandes, asegurándote, dentro de lo posible, el tenerlos disponibles incluso si no puedes salir.
ESTÍMULOS SENSORIALES
Otro aspecto importante del día a día de las personas en el espectro tiene que ver con los estímulos sensoriales, y probablemente, el cambio más grande tendrá que ver con los estímulos auditivos. Ten ojo con los ruidos presentes y cómo te impactan; ¿te inquietan? ¿causan algo de ansiedad o intervienen con tu concentración? Si notas un impacto negativo, puedes probar usando audífonos, poniendo música de fondo o ruido ambiente. También relacionado a los estímulos sensoriales y las rutinas, están los hábitos de higiene y cuidado que este nuevo contexto demanda. Puede que la frecuencia del lavado de manos te resulte problemático, o te incomode mucho usar mascarilla o guantes. Aquí la idea es cumplir con las medidas recomendadas por las instituciones de confianza como la OMS o el Colegio Médico y así evitar desgastarse con medidas innecesarias.
CRISIS/MELTDOWNS
Finalmente, puedes tener un plan de acción en caso de que te sientas sobrepasado/a. Este plan variará dependiendo de tus circunstancias. Sin embargo, hay consideraciones generales que puedes tomar en cuenta al momento de armar el tuyo: puedes incluir aislarte de estímulos auditivos fuertes (ya sea buscando silencio o escuchando música que te agrade), tomarte un break de las personas con quienes vives (estando en tu pieza viendo alguna serie o película, o leyendo), tener siempre a mano tus medicamentos si es que llevas un tratamiento, etcétera. Y nunca olvides que estos espacios no tienen que existir solo cuando las cosas se vayan de tus manos: pueden incluirlos de forma moderada en tu día a día.