Estar encerrados en cuarentena con otras personas puede llevarnos a un sinfín de conflictos.

Errores que cometemos en nuestros conflictos y que nos llevan al debate

1. Exigir en vez de pedir.

Exigir nace de un “se me debe esto” y fomenta la confrontación. Pedir nace de un “me gustaría esto” e invita al otro a generar una solución conjunta. Pedir de buena manera y buscar soluciones conjuntamente resultará siempre más beneficioso, creando soluciones y no divisiones.

2. Caer en descalificaciones.

Es importante resistir la tendencia a etiquetar (como “bueno”, “malo”, “raro”, etcétera) el comportamiento, pensamientos o emociones del otro. El foco debe estar en entender; explicar y compartir, cada vez de forma más precisa, cómo nos sentimos y qué pensamos para que así el otro se haga una imagen acertada y pueda leer de buena manera nuestra posición.

3. Pensar que sólo el otro comete errores.

Es común (pero no productivo) enfocarse en las falencias del otro cuando se generan conflictos. A veces tenemos miedo a vernos como alguien que se equivoca y eso nos puede llevar a buscar compulsivamente el error o la culpa en los demás. Debes tener siempre presente tu responsabilidad y rol en generar y mantener dificultades, y tener una disposición abierta a que el otro pueda apuntarlas. En el debate existe mucho miedo a que noten tus errores porque es una competencia, pero en el diálogo se debe tomar con agradecimiento que los demás apunten tus errores porque así también apuntarán los puntos fuertes de tu argumento y así podrán ir construyendo una perspectiva mejor de la que tenían individualmente hasta ese momento.

4. Creer que hay un ganador y un perdedor.

En un diálogo, se busca un bien común, no un ganador o un perdedor. Es fundamental tener en cuenta que ambos ganan al mejorar o solucionar una situación o problema: hay un bien compartido al negociar.

5. Tratar de interpretar las acciones del otro.

Por lo general, nuestras interpretaciones de las intenciones y emociones del otro están erradas. Debemos evitarlas limitarnos a describir las acciones que observamos, comentando nuestras impresiones para luego contrastarlas, sin hacer juicios a priori.

6. Generalizar.

Debemos tener un cuidado constante con los “siempre” o “nunca”; nos hacen perder el foco del conflicto, a veces llevándonos a la crítica personalizada. La tendencia a creer que si ha ocurrido algo una vez, ocurrirá otras muchas veces, es irracional. Esto no solo nos aleja del tema más importante, si no que también genera confrontaciones innecesarias.

Dinámicas distintas: cambiar el debate por el diálogo

DINÁMICA DE ADVERSARIOS

En el debate se tiene por objetivo demostrar que la otra persona no tiene la razón y por ende dejar como verdadera nuestra postura, lo cual puede generar pésimos resultados porque en muchos casos ambas posiciones tienen un alto grado de errores, quedarse sólo con una u otra lleva a quedarse con una posición incompleta. Lo que buscamos en el diálogo es el colaborar: Las partes opuestas deben trabajar juntas para alcanzar el entendimiento de sus argumentos, encontrar los posibles errores en ambas posturas y tomando los aciertos construir una nueva perspectiva que servirá a todos.

DINÁMICA DE LOS GANADORES

El debate es por esencia una competencia: uno gana, el otro pierde. Lo que buscamos en el diálogo es el entendimiento: Las partes deben buscar alcanzar un punto común de bienestar respecto a las ideas que se plantean y sus posibles imperfecciones o errores, en este proceso ambos salen beneficiados y con la sensación de haberse logrado una bonita comunicación con el/la otrx.

DINÁMICA DEFENSIVA

El debate es en sí un conflicto enfocado a buscar las debilidades o puntos flacos en los argumentos del otro para así invalidar su posición. Lo que buscamos en el diálogo es la comprensión: El esfuerzo está puesto en comprender cada vez mejor lo que el otro nos intenta decir, se busca encontrar tanto las partes incorrectas en sus argumentos pero por sobretodo se busca encontrar los aciertos, tanto del otro como los propio, construyendo así la sensación ser entendido por los demás.

DINÁMICA DE LOS PREJUICIOS

En el debate es muy probable que se establezcan ciertas presuposiciones sobre el otro, estos prejuicios pueden venir por asociaciones mentales y terminan pre-disponiéndonos a cierta lectura sobre las intenciones y los argumentos del otro. Lo que buscamos en el diálogo es quitar las distorsiones y prejuicios: Se busca generar los nuevos pensamientos concentrándose en la evidencia de los hechos propuestos y en la razón de los argumentos propuestos.

DINÁMICA DE CRÍTICA

Uno de los aspectos más tóxicos de las disputas llevadas a través de una pelea o debate es que empiezan a aparecer críticas personales, a menudo guardadas en el tiempo y que tienen como foco el responsabilizar y culpabilizar a la otra persona. Lo que buscamos en el diálogo es autoevaluarse: Debemos reflexionar sobre la propia posición en el conflicto y la parte que uno juega en él, pues es muy probable que nosotros tengamos una dosis de responsabilidad e injerencia en el problema o su solución.

DINÁMICA EGOCÉNTRICA

Lamentablemente una de las dinámicas que más se ve en el debate y es prácticamente su esencia, se trata de defender la posición propia como la mejor y única solución, dejando de lado otras ideas y alternativas como las perdedoras, como si fuesen totalmente inadecuadas, inefectivas o erradas. Lo que buscamos en el diálogo es el compromiso: En el diálogo se entiende que probablemente ambas posiciones tienen puntos destacables así como otros que no lo son tanto. De ahí que entiende la generación de una tercera posición, construida a través de los aciertos de todas las ideas planteadas durante la conversación, independiente de dónde provengan y aquella nueva construcción o el resultado de esa negociación, será visto como fruto de todos los que participaron, rompiendo así el egocentrismo. Se busca considerar cualquier solución sin importar de dónde provenga, con el fin de dejar satisfechas a ambas partes.