Cuántas veces has escuchado opiniones sobre alguna persona y su nivel de maduración, probablemente han sido incontables ocasiones y a menudo se hace desde una perspectiva errónea, primero porque a la maduración física simplemente le llamamos crecimiento o envejecimiento pero también porque muchas personas se engañan pensando que la maduración emocional tiene relación con elementos asociados al dinero como el tener un espacio propio, comprar cierto tipo de ropa, comprar cierto tipo de productos, etc. 

A diferencia de la maduración física, la maduración emocional es más difícil de detectar.

Una persona puede parecer completamente resuelta en su vida adulta y aún así ser emocionalmente inmaduro. 

Sin embargo, hay ciertas líneas generales que podemos seguir para identificar esa inmadurez:

1. El tiempo a solas les parece realmente incómodo.

Una de las grandes diferencias entre alguien emocionalmente madurx y alguien que no lo es, es la capacidad de pasar tiempo a solas, sobre todo reflexionando sobre las propias experiencias sin distracción.

Una persona madura puede permitirse indagar y reflexionar sobre sus sentimientos y emociones (incluso cuando estas son difíciles) a diferencia de la persona inmadura, que tenderá a buscar cualquier excusa en el mundo externo para evadir sus sentimientos y pensamientos.

2. No son capaces de reflexionar acerca de su infancia.

Es muy común encontrarse con infancias problemáticas, incluso si no hubieron malas intenciones de parte de nuestros cuidadores. Una persona madura tiene este punto claro y puede revisitar su infancia considerando lo bueno, lo malo y todo lo que está entre medio con matices. Una dificultad para recordar y mirar el pasado (y, dentro de él, la infancia) puede indicar que esta persona no se ha tomado el tiempo necesario para comprenderse, dejando episodios de su vida no procesados. 

3. No son capaces de reflexionar y darse cuenta sobre muchas cosas por sí solxs.

Las personas emocionalmente inmaduras tienen dificultades para mantener conversaciones que requieran hablar sobre sí y su autoconocimiento, sus penas y alegrías, su historia e hitos, lo que realmente disfrutan, proyectos que les emocionen, etc. Frente a preguntas más profundas sobre sus vidas, lo más probable es que respondan cosas como “nunca lo había pensado antes”, “no entiendo esas preguntas” o “para qué preguntas eso”. Hay un grado de desconexión de las propias experiencias y, a veces, malas reacciones cuando se indaga en ellas.

4. Aparentemente siempre “están bien”.

Aquí no se critica o se considera malo que alguien esté siempre de buen humor o con una disposición positiva frente a la vida. Lo que sucede es que las personas emocionalmente inmaduras no necesariamente están siempre de buen humor, sino que viven sin poder afrontar sus emociones negativas: no teniendo buenas estrategias emocionales, declaran que todo en sus vidas está bien, ignorando cualquier variación o dificultad.  Incluso cuando para los demás es evidente que no están bien, las personas inmaduras no pueden aceptarlo y siguen convenciéndose de que nada les afecta tanto. 

5. Creen que es malo o ridículo el explorar sentimientos o emociones.

Tan pronto como una conversación amenace su equilibrio emocional, las personas emocionalmente inmaduras se cierran completamente, mostrándose reacias y demostrando que la conversación les parece un sin sentido exagerado, apelando a que pensar en los posibles orígenes de sus problemas es sobre-complicar las cosas y pensar demasiado.

Esta actitud es la que lleva a muchos a enfrentar los problemas mentales de los demás con frases como “Simplemente cálmate” o “Te complicas mucho”. Pero ninguna de estas frases viene desde la seguridad o del estar resueltos psicológicamente, sino que de la propia incapacidad de mirar sus emociones y pensamientos.


Identificar los signos de inmadurez emocional tiene dos fines prácticos: primero, nos permite observarnos a nosotros mismos y reconocer en qué áreas todavía necesitamos atención y trabajo. Segundo, nos da una nueva perspectiva en las respuestas y disposiciones de las personas que nos rodean y con quienes nos relacionamos, para así entenderlos mejor. Finalmente, es importante mencionar que el mundo no está dividido binariamente entre personas emocionalmente maduras e inmaduras; la mayoría de nosotros caeremos en un intermedio e incluso podemos variar en el tiempo. Es importante recordar esto para no ser duros en nuestros juicios tanto hacia nosotros como a los demás.