Usualmente, pensamos que el dolor sólo proviene de dolencias físicas, como torceduras o heridas. Pero el dolor también puede venir desde la esfera emocional, por esa razón las experiencias interpersonales pueden ser igual o incluso más dolorosas que una herida física.
La pandemia ha sacado a la luz un fenómeno que muchxs desconocen: el dolor social. Sin
quererlo, muchas personas hemos llegado a sentirnos solas, abandonadas o desconectadas; hemos dejado de tener contacto con seres queridos que veíamos de forma frecuente y esto ha sido, en el mejor de los casos, muy difícil y, en los peores, casi insostenible.
Qué es el dolor social
Se define como una amplia gama de emociones que aparecen en torno a situaciones que involucran a otras personas, como por ejemplo sentir rechazo, soledad, abandono, exclusión, invalidación, entre muchas otras. Este dolor está muy ligado a los quiebres o pérdidas de relaciones que son consecuencia de conflictos, accidentes, muerte, mudanzas o cualquier situación que nos impida mantener un contacto cercano y constante con aquellxs que valoramos en nuestra vida. Aquel grupo de emociones negativas que experimentamos en este contexto, se conoce como dolor social.
La función del dolor social es la de alertarnos sobre amenazas a nuestro bienestar y prevenirnos de cometer errores que perjudiquen nuestras relaciones sociales. Por ejemplo, cambiamos nuestro mal comportamiento para no dañar nuestras relaciones sociales, así como sacamos la mano del fuego inmediatamente para no quemarnos.
¿Cómo manejamos el dolor social?
1. Acepta tu dolor como real
El dolor social es intrínsecamente humano; te muestra que la configuración de relaciones sociales que tienes en ese momento está siendo insuficiente o incluso tóxica.
Hay que tener presente que el ser humano por miles de años vivió en grupos y sentirse solxs era muy poco común; ha sido la sociedad moderna quien privilegia la individualidad que ha hecho que los sentimientos de soledad y desconexión prevalezcan y crezcan.
2. Aprende a manejar tus pensamientos negativos
Por difícil que parezca, debes aprender a minimizar el tiempo que pasas pensando en lo que te llevó a sentir dolor social. Analizar estos procesos (encontrando soluciones viables, por ejemplo) es positivo pero, muchas veces, puede terminar en darle vuelva de forma constante a pensamientos negativos y autodestructivos.
Para ello se recomienda involucrarte en actividades que te interesen, como la música, tv, hobbies, ejercicios, etc. Las distracciones son un mecanismo perfectamente válido si son llevadas de forma controlada y no se convierten en la norma.
3. Alimenta tus sentidos
Al igual que el dolor físico, el dolor social reacciona bien a las experiencias sensoriales.
Considerando esto, se recomienda descansar y dormir bien, mover el cuerpo, mirar cosas que nos parezcan bellas (sobre todo la naturaleza), escuchar música que te agrade, tomar duchas con temperaturas agradables, probar una comida nueva, rodearse de aromas placenteros, etc.
4. Encuentra formas de conectar con otros
En lo posible, prioriza conectar con la gente que valoras y agradece cada momento, físico o virtual. Es natural encontrarse pensando cosas como “no es lo mismo hacerlo en línea”, pero algo siempre es mejor que nada, y probablemente sacarás algo positivo incluso de esas interacciones.
Además, puedes hacerte parte de comunidades en línea con quienes compartas intereses, gustos, hobbies o ideas. La vida en línea, llevada de buena forma, puede ayudarnos a expandir nuestro sentido de comunidad y hacernos sentir parte de algo más grande incluso estando en confinamiento.
5. Considera consumir “snacks sociales”
Tal como comemos snacks entre comidas principales cuando tenemos mucha hambre, también lo podemos hacer con nuestras relaciones sociales.
Si no podemos conectar con personas podemos, por ejemplo, mirar fotografías, leer antiguos mensajes o cartas, o el mero hecho de pensar en ellxs puede reducir significativamente nuestro malestar. Y aunque esta costumbre puede generar nostalgia y llevarnos a veces a la tristeza, es mucho mejor que sentir el dolor asociado a una pérdida o a la sensación de desconexión. Además, de acuerdo a algunos estudios, la nostalgia puede traernos variados beneficios como aumento en la autoestima, fortalecimiento de los lazos sociales y realza el sentido de la vida.
6. Busca ayuda profesional
Generalmente, el dolor social va y viene en nuestras vidas y, la mayor parte del tiempo, podemos sobrellevarlo bien. Sin embargo, si te sientes muy abrumadx y, sobre todo, si esos sentimientos se mantienen en el tiempo afectando tu vida cotidiana, es un indicador de que es hora de buscar algún/a profesional de salud mental que pueda brindarte el apoyo que necesitas para sobrellevar esta difícil situación.
Como hemos visto, el dolor social es una experiencia común y natural y, al implementar algunas medidas, podemos hacer mucho para disminuir su impacto negativo. Sin embargo, siempre debemos estar atentxs a la intensidad y frecuencia de estas emociones negativas, además del impacto que tienen en nuestro día a día, para así poder buscar ayuda profesional cuando sea necesario.