Negligencia emocional en la infancia: señales y cómo sanar

[fusion_builder_container hundred_percent=»no» equal_height_columns=»no» menu_anchor=»» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» class=»» id=»» background_color=»» background_image=»» background_position=»center center» background_repeat=»no-repeat» fade=»no» background_parallax=»none» parallax_speed=»0.3″ video_mp4=»» video_webm=»» video_ogv=»» video_url=»» video_aspect_ratio=»16:9″ video_loop=»yes» video_mute=»yes» overlay_color=»» video_preview_image=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» padding_top=»» padding_bottom=»» padding_left=»» padding_right=»»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ layout=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» border_position=»all» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding_top=»» padding_right=»» padding_bottom=»» padding_left=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»small-visibility,medium-visibility,large-visibility» center_content=»no» last=»no» min_height=»» hover_type=»none» link=»»][fusion_text]

La negligencia emocional en la infancia es la incapacidad de un cuidador para responder a las necesidades emocionales de un/x niñx. Un cuidador es cualquier persona que se haga cargo del niño o niña, independiente de si es consanguíneo.  Se podría pensar que es suficiente con que el cuidador sólo esté presente para cubrir estas necesidades, pero no: incluso compartiendo el mismo espacio el cuidador puede no llenar los requerimientos afectivos del niño o la niña. Lo mismo ocurre con otras necesidades: puede estar cubierto, por ejemplo, el alimento, la vestimenta y la educación, pero si lo emocional no es abordado, se compromete un punto clave para un sano desarrollo.

Es importante destacar que, en muchos casos, esta negligencia puede no ser intencional y, por lo mismo, pasar desapercibida por años. En muchos casos la negligencia emocional ha sido aprendida desde la propia experiencia del cuidador, quien repite las mismas conductas porque las tiene naturalizadas sin entender sus implicancias.     Esta misma característica genera más y mayores problemas: las secuelas y consecuencias no son reconocidas ni abordadas por parte del cuidador y el entorno familiar lo que genera un rasgo que es muy común de las generaciones pasadas: se normaliza el callar e invalidar las propias emociones y resulta natural la distancia y ausencia de contención afectiva.

Indicadores de un ambiente negligente emocionalmente

Un indicador de un ambiente negligente emocionalmente es que entre tú y tus cuidadores no hubo una conexión emocional a pesar de haber compartido experiencias juntos. Por ejemplo: compartieron muchos momentos de manera presencial, ya sean cotidianos y positivos (como almuerzos, cenas, cumpleaños) como los más difíciles (pérdidas, enfermedades, conflictos) pero en ningún momento tus cuidadores hablaron sobre tus sentimientos o necesidades, ni tampoco supieron expresar los propios. Así mismo, puede ocurrir que no hayan existido muchas palabras espontáneas de aprecio, ánimo o cariño.

Señales de que sufriste negligencia emocional

  1. Sientes o crees que tus sentimientos no son importantes o son inapropiados causando, además, un constante cuestionamiento de las propias experiencias y sentimientos. Esto puede afectar profundamente la autoestima e imagen de sí mismx.
  1. Tienes dificultades para entender las emociones de los demás, pues tuviste que aprender —de pequeñx y con poca o nula asistencia— qué emociones existen, cómo manejarlas, expresarlas y reconocerlas en otrxs.
  1. Tienes problemas para conectar emocionalmente con lxs demás y con lo que piensan y sienten, preocupándote permanentemente por lo que pensarán de ti.
  1. Puedes involucrarte en relaciones abusivas o tóxicas o tener dificultad, incluso, para mantener cualquier relación, ya sea por contar con pocas herramientas emocionales o por miedo a que todas las relaciones sean parecidas a las que viviste en la infancia.
  1. Tiendes a buscar complacer siempre a la gente y a evitar el conflicto. Entre otras razones, esto puede ser por buscar en lxs demás la aprobación y validación emocional que no recibiste de tus cuidadores, y que en la adultez debería nacer de nosotrxs mismxs.
  1. Tienes dificultad para reconocer tus sentimientos a menos que sean abrumadores. Esto puede ocurrir porque, idealmente, nuestros cuidadores en una crianza sana no solo validan nuestras emociones sino que también nos proveen de palabras para nombrarlas, conceptos para entender sus causas y herramientas para comunicarlas y regularlas. Cuando crecemos sin una dirección clara, tenemos que luchar mucho para reconocer nuestros sentimientos.

Cómo poder sanar 

  1. Lleva un registro de tus emociones para aprender a reconocerlos en distintas situaciones cotidianas. Comienza por las más fáciles si las complejas son difíciles de tolerar o identificar. En casos donde sea difícil nombrar la emoción, puedes describir qué sientes físicamente.
  1. Luego de reconocer estas emociones con palabras como felicidad, tristeza o rabia, intenta describirlas sin utilizar esas palabras, por ejemplo: “me siento efervescente, motivadx y satisfechx”. Esta sería una forma alternativa de reconocer la felicidad, y más cercana a lo que experimentamos directamente.
  1. Empieza a reconocer tus necesidades. Cuando crecemos en un ambiente que ignora nuestras emociones, crecemos pensando que nuestras necesidades no son relevantes. Incluso podemos creer que está mal el buscar llenar nuestras propias necesidades afectivas. Considera las emociones que has notado hasta ahora y, en función de ellas, haz una lista de qué necesitas (por ejemplo, contención, cariño físico, solucionar problemas, solo hablar, etcétera)
  1. Intenta ponerlo en perspectiva. Si estás pendiente de llenar las necesidades de lxs demás e ignorar las propias, puedes considerar que pedir cualquier cosa será una imposición exagerada. Para solucionar esto, imagina a esa persona recurriendo a ti, ¿considerarías sus necesidades y emociones como válidas? Intenta imaginar cómo sería ayudarla y contenerla. Este ejercicio puede ayudarte a notar y reafirmar que la búsqueda de apoyo emocional es natural y necesario en toda etapa de la vida. 
  1. Autocuidado. Practicar el autocuidado, a nivel físico y mental, es una forma de decirte a ti mismx que eres dignx de cariño, ayuda y apoyo. Esto puede significar darte un descanso, tiempo para ti (ya sea para hobbies o esparcimiento), mejorar las condiciones que sean necesarias para que tu vida sea más llevadera, etc. 
  1. Haz una lista de las cosas que te hagan sentir cuidadx, apoyadx y protegidx. Imagina qué cosas te hubiese gustado recibir de tus cuidadores. Qué cosas te hacen sentir bien y en calma. Desarrolla un plan que te permita ir, progresivamente, generando este tipo de instancias con tus seres queridos hoy. Tal vez algunas de ellas puedas generalas tú mismx, reforzando la idea de que, antes que el resto, nosotrxs debemos ser amables y acogedores con nosotrxs y nuestras emociones.
  1. Acepta la ayuda y el apoyo de los demás. Si viviste en un ambiente donde no validaban tus emociones y/o éstas eran etiquetadas de forma negativa, probablemente tendrás problemas para pensar que alguien podría querer ayudarte sin otro fin más que tu bienestar.  Pero lo más seguro es que tus cercanxs no tendrán problema en darte apoyo, y muchxs de ellxs tal vez lo busquen. Intenta empezar, de a poco, a confiarles información sobre ti que quizá no sepan. Date a conocer, observa sin juicio cómo se comportan y, cuando veas que son personas de confianza, merecedoras de tu amistad, puedes, por ejemplo, contarles si tuviste un mal día o preguntar acerca de sus días. Estos pequeños pasos (que se pueden sentir muy desafiantes) van creando una red de apoyo.
  1. Pon límites saludables. Asegúrate de ser consciente de tu lista de necesidades para poner límites sobre las cosas que quieres evitar en tu vida. Si se te pide hacer algo que te incomoda, que va en contra de tus necesidades o valores, quita mucho tiempo de tu autocuidado sin considerar tu bienestar, es importante que puedas decir que no. Por muy difícil que sea, es importante que intentes reforzar los límites en lo concreto: esto va reforzando, en la experiencia diaria, la idea de que es importante privilegiar nuestras emociones y necesidades.

La negligencia emocional puede dejar huellas indelebles en quienes la viven, afectando la forma en que se relacionan consigo mismxs y con lxs demás. Sin embargo, siempre debemos recordar que, haciendo un poco de trabajo, sus efectos pueden ser contrarrestados en el tiempo, abriendo la posibilidad de mayor bienestar y satisfacción.

[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

Descubre más desde Una terapia acorde a los tiempos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo