A pesar de su extensión, el trastorno bipolar ha sido (y es) continuamente malentendido y juzgado erróneamente. Sin embargo, este artículo se centrará en aquellos que acompañan, apoyan y cuidan a personas con este trastorno, y revisaremos también importantes herramientas para mantenernos saludables mientras cumplimos ese rol de cuidado.
1. Edúcate
Muchos utilizan este diagnóstico para describir, banal y despectivamente, a alguien que cambia de humor constantemente y sin previo aviso (contrario a las variaciones anímicas más extendidas y consistentes del trastorno bipolar). Es por ello que, en general, debemos intentar hacer un mejor uso de la palabra y, si hay alguien en tu vida que padezca este trastorno, es importante comenzar a educarte lo más posible sobre la condición: esto te faculta no solo a hacer observaciones acertadas y prudentes, si no también, te da la capacidad de ayudar de forma más precisa y responsable.
2. Respeta el tiempo de soledad
Muchas personas con este trastorno pueden llegar a necesitar supervisión y, sobre todo para un ser querido, puede ser difícil dejarles solos; pero muchas veces el tiempo en soledad es necesario para poder procesar las emociones abrumadoras, para relajarse y descansar.
Pero, si temes que la persona pueda llegar a hacerse daño, es importante mantenerse presente: idealmente de forma presencial, pero el contacto telefónico o por mensaje es mejor que nada. Si la persona se encuentra en tratamiento, intenta contactar al profesional a cargo, quien podrá ayudarte a evaluar la gravedad de la situación.
3. Sé consciente de la manía e hipomanía
Cuando una persona pasa por una fase de manía o hipomanía, puede que sus niveles de energía y agitación te resulten preocupantes. Esto es natural pero, estando siempre muy conscientes de las conductas de riesgo que pueden presentarse, debemos ser cuidadosos y compasivos al momento de abordarlos: no criticando ni desalentando, conductas que generan más culpa y presión. En cambio, reitera tu voluntad de estar presente sin importar la situación, y ayuda a la persona a recordar e implementar sus estrategias de autocuidado y autorregulación.
4. Sé comprensivo cuando sientas que no te dan lo que necesitas
Una persona con este trastorno puede verse diariamente manejando muchas emociones, y esto demanda muchísima energía. Este esfuerzo puede dejarles irritables, inestables o simplemente agotados, y esto puede terminar afectando a sus más cercanos, quienes no saben de dónde vienen estas reacciones. Trata de ponerte en el lugar del otro, imaginando cómo sería manejar todo eso (más la carga usual de la vida cotidiana) y ten siempre en cuenta que puede no ser algo personal, sino una dificultad parte del trastorno.
5. Asegúrales que estás de su lado
Para quienes tienen desorden bipolar, a veces puede sentirse que todo el mundo está en su contra. Garantizar y reforzar que estás de su lado puede ayudarles a sentirse más seguros en momentos de desequilibrio. No es necesario que participes en sus estados o acciones, sino asegurar y demostrar que tu apoyo, contención y presencia es incondicional.
A veces, las personas con trastorno bipolar pueden sentirse como una carga o poco útiles; mencionarles su valor como persona, sus características positivas y las cosas que contribuyen a tu propia vida pueden ayudar a sobrellevar esos sentimientos.
6. Recuerda que sus cambios de ánimo no son voluntarios.
Nadie decide tener trastorno bipolar ni sus síntomas asociados. Las últimas investigaciones apuntan a que tiene un antecedente genético importante, y las variables que desencadenan los cambios son altamente complejas y fuera del control voluntario. Esto implica que nadie puede levantarse un día y decidir sentirse más animado o más calmado, por mucho que lo deseen o su entorno se los pida.
7. Ten un plan A y B a mano
El desorden bipolar puede llegar a ser impredecible. Por lo mismo, se recomienda tener planes que puedan ser implementados en momentos desafiantes.
Se deben considerar, por ejemplo, aquellos momentos donde la persona se puede sentir una carga, sobre todo si esto conlleva acciones autodestructivas.
Otros planes pueden considerar medidas más cotidianas, como eliminar estresores y el manejo del paso del tiempo entre episodios, o cómo lidiar con niveles bajos de energía cuando también hay muchas tareas por hacer. Esto podría incluir, por ejemplo, mantener comidas preparadas y listas para calentar o planear con antelación ayuda para ordenar y limpiar la casa.
En algunos casos, durante episodios maníacos, algunas personas se comportan de manera impulsiva con el dinero. Frente a esto, se puede planear con antelación cómo manejarlo y así que la persona se vea utilizándolo de mala manera. Esto puede incluir darle el control a un tercero de las contraseñas, cambiar claves, etc.
Es importante mencionar que llevar esta tarea de cuidado y acompañamiento sobre una persona con trastorno bipolar puede ser demandante cognitiva y afectivamente. Es importante que, antes de asumir tal responsabilidad, evalúes si estás preparado o no para esto (un profesional de salud mental puede ayudar a determinar esto)
8. Escucha con atención
Hazle saber que comprendes lo que implica vivir día a día con la condición, escúchales en sus dificultades y válida por lo que están pasando. La experiencia de alguien con trastorno bipolar es muy distinta a la de una persona que no lo padece y, muchas veces, las personas afectadas sienten que sus dificultades no tienen sentido para el resto.
9. Qué hacer si deja de tomar su medicación
Los efectos secundarios o adversos pueden hacer que la persona quiera dejar su medicación. Algunos de estos efectos pueden incluir sentirse sedado, alzas de peso o dificultades sexuales.
En vez de retar o culpabilizar, intenta comprender las dificultades que la medicación presenta (y sus consecuencias en la calidad de vida), pero pidiéndoles encarecidamente que contacten a su especialista tratante para ajustar las dosis o conversar sobre posibles medidas para manejar los efectos indeseados.
10. Mantente conectado
Para muchas enfermedades físicas existen protocolos para acercarse: visitas, enviar tarjetas, llevar comidas preparadas, etc. En caso de las condiciones mentales, muchos no saben cómo actuar. Es por ello que se recomienda consultarle directamente a la persona afectada qué puede necesitar y cuál sería la mejor forma de ayudarles.
Cómo cuidar de ti mismo
Cuando nos preocupamos mucho por la salud de alguien, siempre hay un riesgo de dejarnos de lado. Si este descuido se mantiene en el tiempo, es posible desarrollar un cuadro de burn-out, estrés crónico o agotamiento, que tiene consecuencias mentales, emocionales y físicas. Evidentemente, esto no mejora tu capacidad de dar apoyo.
1. Concéntrate en tu vida
Apoyar a alguien en sus dificultades puede incluir muchos cambios en tu vida, pero no por ello debe significar dejar de lado tus propias necesidades y objetivos. Mantén siempre presente las cosas que estás buscando lograr e, incluso, reflexiona cómo el darle apoyo a un otro puede afectar ese proceso. Esto te permitirá tomar las medidas necesarias para mantenerte en ruta y no resentir las necesidades del otro.
2. Busca ayuda
Lidiar con los desafíos que implica tener un ser querido con trastorno bipolar o cualquier otra condición mental puede ser difícil. En vista de aquello, tener a alguien de confianza con quien conversar o pedir consejos, puede ser de gran ayuda. Incluso el mero compartir la experiencia y ver a otras personas viviendo algo similar puede ser beneficioso, por lo que se recomienda buscar grupos de apoyo.
3. Mantén límites sanos
Debes ser sensato en cuanto a los cuidados que estás dispuesto a dar sin sentirte abrumado. Establece puntos límite y prepárate para cumplirlos, y siempre ten en cuenta tu propio autocuidado y la búsqueda de espacios donde encontrar apoyo y contención. Resguardar tu salud es resguardar la de tus seres queridos.
4. Maneja el estrés
El daño del estrés a corto y largo plazo es bien conocido. Es por esto que se busca siempre aminorar estresores y sus consecuencias, ya sea desde lo cognitivo y lo conductual: enfócate en distinguir qué cosas se pueden cambiar y cuáles no y, por otro lado, construye rutinas de autocuidado con respecto a tu sueño, ejercicio físico, alimentación, meditación, etcétera.
5. Pide ayuda
Si ya te has visto abrumado, agotado o necesitas apoyo, no dudes en buscar ayuda; cuidar de alguien con cariño y pedir ayuda no significa que le quieres menos o que eres débil; sino que eres consciente de las dificultades que esto implica y eres lo suficientemente responsable para cuidarte.
El acompañamiento, contención y apoyo son centrales para las personas que sufren de trastorno bipolar. Sin embargo, no podemos ignorar que ese rol de apoyo puede ser tremendamente desafiante y confuso. Pero, tal como hemos visto, teniendo en consideración algunas nociones básicas, podemos hacer este proceso mucho más simple y efectivo, tanto para quien sufre del trastorno como para quien cumple el rol de cuidado y acompañamiento.