¿Qué es enmascararse?
En términos neurológicos y evolutivos, enmascararse es una técnica social de sobrevivencia. También puede recibir el nombre Camuflaje.
¿Por qué camuflarse?
Las personas que lo hacen buscan sentirse seguras evitando la estigmatización de la condición. El enmascaramiento o camuflaje puede servirles para evitar maltrato o bullying,
lograr puestos de trabajo, atraer a parejas románticas o amigxs, encajar en grupos sociales buscando un sentido de pertenencia, etc.
Muchas personas que están dentro del espectro autista se enfrentan, diariamente, a contextos donde, por desconocimiento de lo variada de la condición, se les encasilla en estereotipos anticuados o erróneos. A causa de ello están en mayor riesgo de ser víctimas de abuso o bullying, siendo menospreciadxs, malentendidxs o ignoradxs por instituciones educacionales, en el ambiente laboral o en interacciones informales.
Es por esto que una parte de este grupo de personas desarrollan la capacidad de ocultar o moderar sus síntomas y dificultades, además de —en algunos casos— omitir o negar su diagnóstico, permitiéndoles esto aparentar ser personas más neurotípicas.
El costo de esconder quiénes realmente son -y las muchas dificultades que enfrentan en un mundo que no está preparado ni diseñado para ellxs- es tremendamente alto; es una experiencia agotadora y que, a la larga, conlleva problemas de salud tanto mentales como físicos.
Formas comunes de enmascaramiento o camuflaje
Las formas son tan variadas como hay personas en el espectro, pero podemos encontrar algunos puntos en común.
Forzar o imitar el contacto visual
Si bien esta dificultad no está presente en todas las personas del espectro, es bastante común y, en muchos casos, es lo suficientemente leve como para que solo un profesional entrenado logre detectarlo.
Muchas personas dentro del espectro se ven forzadas a mantener contacto visual durante conversaciones para no parecer desatentxs, desconcentradxs o fríxs, haciendo un esfuerzo consciente a pesar de que pueda generarles malestar mantener esta conducta.
Imitar expresiones faciales
Tal como la falta de contacto visual, la ausencia de expresiones faciales puede ser interpretada de forma negativa por el entorno (ya sea como frialdad, despreocupación, falta de interés, juicio negativo, etcétera). Es por esto que —y con mucho esfuerzo de por medio— muchas personas dentro del espectro se fuerzan a utilizar ciertas expresiones faciales.
Imitar gestos
Al igual que la imitación de expresiones faciales, se puede llegar a imitar gestos que se consideren socialmente aceptados en determinadas situaciones. Por otro lado, para otras personas dentro del espectro puede ser lo contrario: se expresan con muchos gestos y, presionados por las expectativas y demandas del entorno, pueden verse obligadas a moderarlos.
Esconder o minimizar los intereses
La gente dentro del espectro, por lo general, tiene intereses específicos e intensos con temas que muchas veces no son comunes. Frente a esto, muchas esconden estos intereses para no verse enfrentadxs a comentarios o juicios negativos, o simplemente para evitar la sensación de estar aburriendo al otro.
Desarrollar un repertorio de respuestas y guiones armados y practicados
Muchas veces, una persona dentro del espectro puede tener frases preparadas con antelación para evitar la ansiedad de tener que generar respuestas en el momento; este mecanismo es particularmente útil para navegar interacciones sociales desafiantes. Sin embargo, y fuera del esfuerzo que este ejercicio conlleva, si esta estrategia no es llevada con cuidado puede generar demasiada rigidez y mayor dificultad para adaptarse a contextos cambiantes y, en el peor de los casos, estas respuestas armadas pueden ignorar las necesidades de la persona que las usa y solo responder a las expectativas externas.
Esconder o reemplazar movimientos repetitivos
Los movimientos repetitivos son un comportamiento de auto estimulación utilizada para disminuir la ansiedad o estrés. Muchos de estos movimientos pueden pasar desapercibidos (como el mover una pierna) pero otros pueden ser considerados como extraños o fuera de lo común, como presionar repetitivamente objetos, masticar objetos, mover los brazos o mecerse.
¿Es más común el enmascararse en mujeres?
A lo largo de los últimos años se ha descubierto y confirmado que, dentro del espectro autista, las mujeres y niñas por años han pasado desapercibidas a los ojos de los profesionales de la salud y educación gracias a su extrema capacidad de enmascararse. Incluso ellas, sin saber que están dentro del espectro, lo hacen innatamente por su tendencia a buscar más interacciones sociales y, por consecuencia, mayor búsqueda de encajar y pertenecer.
Esta capacidad innata e inconsciente puede llevarlas a tener problemas de salud de difícil diagnóstico, puesto que muchas veces no se considera el diagnóstico TEA.
Investigaciones y estudios han corroborado estos hechos en los últimos años, sacando a la luz la experiencia de muchas mujeres ignoradas y dejadas de lado por el sistema de salud y educación, pudiendo ahora acceder a mejor salud, tratamientos y terapia específica para sus malestares psíquicos y físicos gracias a esta información nueva.
Efectos del enmascararse
Como ya hemos mencionado anteriormente, el costo de enmascararse es bastante alto en términos de salud, sobre todo si es algo que se mantiene en el tiempo.
En el caso de personas neurodiversas, esto es particularmente relevante: para la mayoría de ellas, la energía es algo a disponer con cuidado y planificación, dado que es particularmente limitada. Otras personas podrían lidiar con un día normal de trabajo o universidad (y las demandas sociales implicadas) y tener energía de sobra para eventos sociales o actividades de distensión, pero en el caso de algunas personas en el espectro, esta energía sólo alcanza para lidiar con las demandas laborales y académicas (Esto lo podemos graficar y entender mejor con la Teoría de las cucharas). Considerando esto, es evidente que el enmascararse no hace más que sumarse a la cantidad de demandas ya altas que experimenta alguien dentro del espectro.
Estrés y ansiedad
En un estudio del año 2019, se descubrió que el estrés y la ansiedad era mucho más severa en personas que se enmascaraban habitualmente en comparación con aquellas que lo hacían con menos frecuencia. Esto es completamente consistente con lo mencionado hasta ahora.
Depresión y pensamientos suicidas
Investigadores entrevistaron a 111 adultos dentro del espectro en una investigación del 2018; encontraron que aquellos que reportaban enmascararse padecían síntomas de depresión y sentimientos de no ser aceptados por la sociedad.
También un estudio del 2020, realizado en estudiantes de primer año universitario, dio cuenta del incremento en riesgo de pensamientos suicidas a lo largo de la vida asociados al enmascaramiento, junto con sentimientos de no pertenencia social.
Agotamiento y Síndrome de burnout
Un estudio del 2016 dio cuenta de que las mujeres que se enmascaraban para alcanzar los estándares sociales considerados como normales reportaron sentirse exhaustas por los constantes esfuerzos.
Cuando alguien se empuja a hacer algo que no disfruta y resiente, por tiempo prolongado, existe el riesgo de padecer un cuadro similar al burn out; en este caso, el estar de manera permanente enmascarándose puede llevarles a sentirse abrumadxs y con una gran sobrecarga emocional. Es por ello que muchxs se ven en la necesidad de tomarse descansos prolongados en soledad o silencio para “recargarse”. En estos casos, estaríamos hablando de un Síndrome de burnout autista.
Demora en el diagnóstico
Algunas personas tienen estrategias de enmascaramiento tan exitosas que pasan desapercibidas en entornos donde normalmente se detectaría su condición. Esto implica que muchxs no reciben el apoyo temprano necesario y carecen de herramientas para llevar de mejor forma su vida cotidiana. El diagnóstico y la psicoterapia asociada permite llevar de una manera mucho más saludable la adaptación a los contextos sociales, creando un equilibrio entre el camuflaje y las conductas naturales e innatas de la persona.
Pérdida de identidad
Aquellas personas que enmascaran sus actitudes, intereses y comportamientos innatos de la condición, pueden presentar sentimientos de pérdida de identidad: experimentan que se traicionan a sí mismas constantemente y que por consecuencia, traicionan a los demás. No se sienten realmente vistas ni comprendidas, pues se esconden constantemente.
Como hemos visto, el enmascaramiento es un mecanismo que, si bien permite a la persona adaptarse a distintos entornos y demandas, representa un desgaste tremendo a nivel psicológico, y tiene consecuencias reales a nivel de salud mental y física, llevando en muchos casos a la depresión o trastornos de ansiedad. Entender esta dinámica es fundamental para las personas dentro del espectro, pero también se hace cada vez más importante para quienes son parte de los distintos entornos en los que las personas neurodiversas se desenvuelven.