La motivación está sobrevalorada; cuesta mucho sentirse motivado cada día y en cada situación. La mayoría de influencers o coaches motivacionales nos dicen que tener motivación implica activar un impulso interno, fijarnos metas y simplemente enfocarnos en ellas sorteando cualquier obstáculo, debilidad o dificultad.
En realidad lo que sentimos la mayoría es falta de iniciativa y apatía, lo que nos lleva a tener una percepción negativa de nuestro self, a sentir culpa y pensar que somos flojxs. Pero sucede que esto no es por ningún motivo algo para sentirnos mal, es completamente natural y bastante común.
Si creemos estas ideas distorsionadas sobre nosotros mismos, cada vez que queramos empezar un proyecto, lograr objetivos o metas, comenzarán a rondar dudas y aumentará la ansiedad. Es más, es difícil controlar nuestros pensamientos y emociones para que trabajen juntos al enfrentar una meta o proyecto. A menudo, nuestra mente va por un lado y las emociones por otro: «Tengo que lograr este objetivo esta semana; pero siento apatía así que lo dejaré para mañana».
Si esperamos a sentirnos motivados por nuestras emociones positivas cada vez que queremos empezar algo, lo más probable es que caigamos en la trampa de la procrastinación.
La conducta motivada apareció en nuestro cerebro para mantener la homeostasis, el equilibrio de nuestro organismo.. Si tienes hambre, buscas comida. Si hay un peligro, huyes de él. A las personas no nos gusta sentirnos incómodas y tener que esforzarnos por una meta, puesto que esto requiere, casi siempre, lidiar con todo tipo de incomodidades: madrugar, renunciar al ocio, invertir tiempo, etc. Esto explica por qué nuestro cerebro nos hace caer en la procrastinación y emite una respuesta de estrés.
Pero entonces, ¿qué hacemos para cumplir nuestros objetivos?
Para lograr nuestros objetivos debemos aprender a tolerar la incomodidad que genera el esfuerzo cotidiano. La motivación no es necesaria, sino el esfuerzo cotidiano constante.
Si no podemos controlar las emociones que van de la mano con el concretar nuestras metas y proyectos, podemos controlar nuestras acciones y modificar nuestra conducta, la que por consecuencia puede modificar nuestras emociones. A esto se le conoce como activación conductual.
¿Qué es la activación conductual?
Consiste en introducir conductas que propicien cambios en tus pensamientos, estados de ánimo y calidad de vida. La activación conductual se centra en hechos y no sentimientos, nos recuerda que no hace falta «sentirse bien» para lograr algo. La clave es desarrollar la autodisciplina e iniciar acciones que nos encaminen a nuestras metas a pesar de la frustración, apatía o falta de iniciativa.
CLAVES
Como no es fácil cambiar nuestros pensamientos o tendencias, debemos hacer importantes elecciones cada día para lograr mantenernos encaminados. Debemos elegir a qué le damos valor y a qué no. Si tu mente te dice «hoy no quiero hacer esto», debes elegir transformarlo a un «ok, no quiero, no tengo ganas, pero lo haré y veré cómo me siento y qué pasa si lo hago». La disciplina consiste en no darle valor a ideas intrusivas negativas y recordarnos los motivos por los que deseamos hacer algo: nuestra meta propuesta y sus beneficios o ganancias. Entonces, a pesar de que tus ganas te digan que no hagas algo, hazlo igualmente, comienza.
Algunos días tendrás la motivación y será increíble tener la energía y ganas de comenzar, encaminarte hacia tus metas, pero cuando no esté, recuerda que no es necesaria; para eso existe la autodisciplina constante.
¿POR QUÉ SABEMOS QUE FUNCIONA?
La activación conductual es un enfoque que tradicionalmente se usa como intervención clínica en pacientes con depresión. Pero, tal como un estudio de la Universidad Tecnológica de Curtin, Australia, nos demuestra los beneficios de utilizarla en ámbitos fuera de lo clínico y de sus buenos resultados.
Se hizo un metaanálisis de 20 estudios con un total de 1353 participantes; donde comprobaron que la activación conductual parece proporcionar una intervención concreta y atractiva para promover el bienestar en gran parte de la población tanto en entornos clínicos como no clínicos.
[/fusion_text][/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]